
Carlos Zanón (Barcelona, 1966) ha conseguido pintar la pared, salirse del marco, arrancarse una herida, encontrar, durante un rato, el camino. Poeta y abogado antes que célebre escritor de novela negra, por hablar de etiquetas, Zanón ha logrado con Taxi (Salamandra) ajustar las clavijas de la gran novela barcelonesa y ponerse en el primer plano de la narrativa en español. En esta peculiar conversación intermitente por Whatsapp, de respuestas a veces diferidas, otras inmediatas, el autor de Yo fui Johnny Thunders no se acoge al refugio de la distancia, entra al trapo, confiesa y dispara. Una pequeña aclaración metódica: la entrevista se llevó a cabo durante varias semanas con dos encuentros en Madrid de por medio: una comida en octubre y la presentación de la novela en La Central en noviembre, fecha en la que esta charla se acercaba a su final. El tuteo responde a la necesidad de no falsear el tono.