
Estamos rodeados de gente pesada. Asumo que siempre hubo gente pesada. Solo indico que ahora hay gente pesada, de hecho, muy pesada. Mucha gente muy pesada con muchos medios de que su pesadez te asalte a todas horas. Antes, a los pesados apocalípticos, por ejemplo, los podías enviar al desierto a que siguieran oyendo voces dentro de su cabeza. Del desierto o no volvían o se traían una religión. Las religiones, es verdad, suelen ponerse un poco pesaditas al final. Y es que un pesado es aquel que cree que lo que él piensa o representa o explica es de suma importancia para la víctima de su pesadez. Un pesado quiere salvarte, convencerte, endosarte lo suyo. Un vendedor tenaz es siempre un pesado aunque te venda lo que necesitas: la vida eterna, una república o un juego de sartenes.